El matrimonio como un gran edificio se va construyendo día a día, minuto a minuto, segundo a segundo Autor: P. Antonio Rivero Quiero comparar el matrimonio a un gran edificio que se va construyendo día a día, minuto a minuto, segundo a segundo. El día del casamiento se pone el primer ladrillo. Y el día de la muerte, el último.
· La belleza de ese edificio. · La luminosidad de ese edificio. · La limpieza de ese edificio. · La altura de ese edificio.
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domingo, 28 de noviembre de 2010
El Edificio del Matrimonio
jueves, 11 de noviembre de 2010
Paulo Coelho
El Cantante Sustituto
Sucedió hace muchos años en la Ópera de París (no pude comprobar si es verdad). Las entradas para escuchar a un famoso tenor estaban agotadas, pero justo el día de la actuación, y con la casa ya repleta, se supo que un problema de transporte le impediría al cantante llegar a tiempo.
Desconcertado, el director de la Ópera subió al escenario, explicó lo que estaba ocurriendo, y pidió que un tenor local lo sustituyese.
El público reaccionó como era de esperar: tensión, algunos espectadores levantándose para pedir la devolución del dinero, y otros simplemente aguardando lo que iba a ocurrir, puesto que tenían hora para que los recogiesen sus chóferes y para cenar más tarde, y no sabían a qué dedicar su tiempo hasta entonces.
El tenor sustituto subió al escenario e hizo lo mejor que pudo. Durante dos horas, cantó con toda su alma y todo su corazón. Al final, se hizo un silencio casi perfecto: y es que no era a él a quien esperaban escuchar.
Apenas un espectador aplaudía. Y en un determinado momento, pudo oírse su voz infantil:
- ¡Papá! ¡Has estado genial! ¡Genial!
Al momento siguiente, todo el teatro ovacionaba en pie, celebrando el espectáculo. Una simple palabra de amor le había dado la vuelta a todo.
El Viejo cantante de Fado
La terraza de mi casa mira hacia el poniente, por lo que tiene la ventaja de que, en los días claros de invierno o de verano, la luz del sol le da de lleno durante casi toda la tarde. Cierta mañana estaba en esta terraza ocupada con las típicas tareas domésticas, cuando vi la figura humilde y andrajosa de un hombre. Si no era muy mayor, es que estaba maltratado por la vida y por el tiempo.
Para moverse recurría a la ayuda de muletas, pues una de las piernas la tenía atrofiada. Y me impresionó porque, a pesar de su problema, aún conseguía cargar una vieja guitarra clásica.
Se sentó en el bar de enfrente y se puso a cantar. Nada más escuchar su voz, ¡me estremecí! Era tan bella como la de un ángel bendito y sereno, si bien triste. Poco a poco fue llenando todo el ambiente y resonando en las paredes, envolviéndome y elevándome... Sentí cómo mis lágrimas involuntarias se deslizaban hacia el suelo, intuí a las personas emocionadas que se asomaban a todas las terrazas. Y a los niños estupefactos y maravillados que habían dejado de jugar...
Comprendí que estaba viviendo un momento de efímera eternidad, de comunión con otras almas, como si por medios mágicos nos hubiesen invitado a otra dimensión, a un universo más bello, en el que tal vez todo tuviese sentido... ¡O tal vez no!
Por fin, su voz se apagó, y avino un silencio con sabor a vacío, casi opresivo, sólo que al instante siguiente los aplausos tronaron efusivos, las sonrisas se iluminaron y los niños, entusiasmados, empezaron a gritar "¡Otra! ¡Otra!".
Sin embargo, el hombre, como si hubiese cumplido su misión, asió las muletas y continuó su camino. Bajé corriendo y sólo paré, sin aliento, al alcanzarlo. Era tan evidente que se ganaba la vida cantando que, sin dudarlo un instante, le puse un billete en la mano, pero juro que fue sólo al abrazarlo conmovida y pedirle que nunca jamás dejase de cantar, cuando su rostro arrugado y cansado se suavizó... ¡y me sonrió!
No volví a verlo, pero me gusta pensar que sigue por otros caminos, llorando su fado, cumpliendo su misión. Si por casualidad te lo cruzas, dile, por favor, que no lo olvido.
¿El Maestro no Sufre con los Malos Discípulos?
Un discípulo le preguntó a Firoz:
-La simple presencia de un maestro, hace que todo tipo de curiosos se le aproximen con la intención de descubrir algo que les pueda beneficiar. ¿Esto no puede ser perjudicial y negativo? ¿Esto no podría desviar al maestro de su camino, o hacerle sufrir por no haber conseguido enseñar lo que quería?
Firoz, el maestro sufí, respondió:
-La visión del árbol del aguacate cargado de frutos despierta el apetito de todos los que pasan junto a él. Si alguien desea saciar su hambre más allá de su capacidad, acaba comiendo más de lo necesario, y pasándolo mal. Sin embargo, esto no le causa ningún tipo de indigestión al dueño del árbol.
»El camino ha de estar abierto para todos; pero Dios se encarga de ponerle a cada uno sus límites.
Isaac es Necesario
Había cierto rabino que era adorado por su comunidad; a todos les encantaba lo que decía.
La excepción era Isaac, que, a la menor oportunidad, contradecía las interpretaciones del rabino, y señalaba errores en sus enseñanzas. A los demás les irritaba mucho esta actitud, pero nada podían hacer.
Cierto día, Isaac murió. Durante el entierro, la comunidad se dio cuenta de que el rabino estaba profundamente triste.
- ¿Por qué tanta tristeza? – comentó alguien -. ¡Él no hacía otra cosa que buscar defectos en lo que usted decía!
- No me lamento por mi amigo, que hoy está en el cielo – respondió el rabino – sino por mí mismo. Mientras todos me reverenciaban, él me desafiaba, y yo me veía obligado a mejorar. Ahora que él se ha ido, tengo miedo de dejar de crecer.
domingo, 7 de noviembre de 2010
EL DÍA QUE ME VOLVÍ INVISIBLE
(Una carta de Soledad)
Me acuerdo de aquellos calendarios grandes, unos primores, ilustrados con imágenes de santos que colgábamos al lado del tocador, pero, ya no hay nada de eso, todas las cosas antiguas se han ido desapareciendo, yo, yo también me fui borrando sin que nadie se diera cuenta. Primero me cambiaron de alcoba porque la familia creció, después, me pasaron a otra más pequeña aún acompañada de mis bisnietas, ahora ocupo el desván, el que está en el patio de atrás, prometieron cambiarle el vidrio roto de la ventana, pero, se les ha olvidado y todas las noches por allí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos. Desde hace mucho tiempo tenía intenciones de escribir, pero me pasaba semanas buscando un lápiz y cuando al fin lo encontraba, yo misma volvía a olvidar dónde lo había puesto, aaah! a mis años las cosas se pierden fácilmente. La otra tarde caí en cuenta de que mi voz también había desaparecido, cuando le hablo a mis nietos ó a mis hijos no me contestan, pero no me oyen, no me miran, no me responden,, entonces, llena de tristeza me retiro a mi cuarto antes de terminar de tomar la taza de café, lo hago así , de pronto para que comprendan que estoy enojada, para que se den cuenta que me han ofendido y vengan a buscarme y me pidan perdón., mmmh,! pero nadie viene, el otro día les dije que cuando me muriera entonces si que me iban a extrañar, y, el nieto más pequeñito dijo..... Ah! y a poco estás viva abuela!!!!!!! les cayó tan en gracia que no paraban de reír, tres días estuve llorando en mi cuarto hasta que una mañana entró uno de los muchachos a sacar unas llantas viejas y, psst, ni los buenos días me dio, fue entonces cuando me convencí de que soy invisible. Me paro en medio de la sala para ver si aunque sea estorbo, me miran, pero mi hija sigue barriendo sin tocarme, los niños corren a mí alrededor de un lado a otro sin tropezar conmigo. Cuando mi yerno se enfermó, tuve la oportunidad de serle útil, le llevé un té especial que yo misma preparé, se lo puse en la mesita y me senté a esperar que se lo tomara, sólo que estaba viendo televisión y ni un parpadeo me indicó que se daba cuenta de mi presencia, el té, poco a poco se fue enfriando y mi corazón, también. Un viernes se alborotaron los niños y me vinieron a decir que al día siguiente nos iríamos todos de día de campo, y me puse muy contenta, hacía tanto tiempo que no salía y menos al campo. El sábado fui la primera en levantarme, quise arreglar las cosas con calma... ah! Las viejas nos tardamos muchos en hacer cualquier cosa, así que me tomé mi tiempo para no retrasarlos, al rato entraban y salían de la casa corriendo y echaban las bolsas y juguetes al carro, yo, ya estaba lista y muy alegre esperándolos en la puerta..... Cuando arrancaron y el auto desapareció envuelto en bullicio, comprendí que yo no estaba invitada, tal vez porque no cabía en el auto ó porque mis pasos tan lentos impedirían que todos los demás corretearan a su gusto por el bosque, sentí clarito, clarito, como mi corazón se encogió, la barbilla me temblaba como cuando uno no aguanta las ganas de llorar. Antes, hasta besuqueaba a los chiquitos, era un gusto enorme el que me daba tenerlos en mis brazos como si fueran míos, sentía su piel tiernita y su Yo los bendigo a todos.... y los perdono..... Y los amo, porque son mi familia, son mi sangre, y después de todo, que culpa tienen los pobres de que yo me haya vuelto invisible. Después de leer estas líneas seria bueno preguntarnos si nuestros ojos todavía ven, si nuestro corazón todavía siente, y si seguimos siendo humanos con las personas que nos rodean? Laura Soledad Villarreal Rodríguez, (Monterrey – México)
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lunes, 1 de noviembre de 2010
UN MENSAJE POR GEORGE CARLIN:
Esta es una obra maestra. Si no la has leído, tómate el tiempo para leerla. Si ya lo leiste, tómate el tiempo para releerla.
GEORGE CARLIN (Su esposa murió recientemente.) No es sorprendente que George Carlin, comediante de los años 70 y 80, pudiera escribir algo tan elocuente.
La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios mas altos y temperamentos mas reducidos, carreteras mas anchas y puntos de vista mas estrechos. Gastamos mas pero tenemos menos, compramos mas pero disfrutamos menos. Tenemos casas mas grandes y familias mas chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos mas grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, mas expertos pero mas problemas, mejor medicina pero menor bienestar.
Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reimos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiado televisión y oramos muy rara vez.
Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores.
Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.
Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.
Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos mas pero aprendemos menos. Planeamos mas pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor informacion y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.
Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales. Hoy en día hay dos ingresos pero mas divorcios, casas mas lujosas pero hogares rotos. Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, acostones de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar. Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega. Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tu puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.
Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aqui siempre.
Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.
Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.
Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.
Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.
Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.
Y siempre recuerda:
La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.
George Carlin.