lunes, 30 de enero de 2012

Muerte digna


Por: Luis Alberto Loyo Martín


Acabo de leer en el diario El País (22-12-11), la noticia de la muerte de Pedro, un enfermo de ELA (Esclerosis lateral amiotrófica), y que dicho periódico expone bajo el epígrafe de "El debate de la muerte digna".
No voy a juzgar, ni tan siquiera opinar sobre la decisión de Pedro ni entrar en dicho debate, pero sí voy a exponer mi propia experiencia, ya que mi padre, hace dos años y medio murió de la misma enfermedad.


Cuando se la diagnosticaron, en enero del 2009, y nos dijeron a mi hermano y a mí qué era, ciertamente sentí un enorme mazazo en lo profundo de mi alma. Que te digan que a tu padre le quedan pocos años de vida, y que esos años van a estar cubiertos de degeneración física y probablemente psicológica, junto al sacrificio que para la familia, en especial mi madre, iba a suponer, te deja helado.


Miles de preguntas te surcan la mente, por qué ahora que podían vivir mis padres, tras tantos años trabajando duramente, se les truncan las esperanzas. Cómo afrontar el sufrimiento que se va a generar, qué vamos a hacer para acompañarle y soportar lo que nos viene encima.


Yo le pedía a Dios tres cosas, la primera que realizara el milagro de la curación, o que fuera un error médico, la segunda que si no se puede curar que el desenlace fuera lo más rápido posible a fin de evitar sufrimientos a él y a nosotros. La tercera, y la que más me costaba, era que si no era así, nos diera la paciencia, serenidad y amor necesarios para llevar la cruz y sostenerle con fortaleza.


Gracias a Dios nos concedió la segunda, aunque tengo que decir, que siempre he pensado que mi petición pudo ser bastante egoísta. Mi padre murió el día de los Santos Pedro y Pablo, tras cinco meses de enfermedad donde no llegó a sufrir una degeneración severa, ya que hasta casi el final pudo valerse casi por sí mismo. Una mala caída quince días antes de su muerte, y que le rompió cinco costillas, aceleró un proceso que visto desde el hoy, creo que fue una gracia de Dios.


La víspera de su muerte, tras levantarse de la cama para ver un poco los partidos del domingo, estuvimos con él con buen ánimo. Se encontraba dolorido por la caída, y para facilitarle la movilidad le trasladábamos en silla de ruedas por casa.


Pero con todo tenía buen ánimo y comía algo. Ese fin de semana tuve la llamada de su neuróloga, excelente profesional del hospital de Basurto (Bilbao), para decirme que estaba a disposición de mi padre una habitación por si teníamos que llevarle con urgencia. Confieso que eso me extrañó, pero prefería creer en la cortesía de la doctora más que en la gravedad del caso, que ella bien conocía.


El caso es que hacia las 9 de la noche mi madre me llama para decirme que mi padre tiene serias dificultades de respiración y que no está tranquila. Llamamos a una ambulancia para llevarle al hospital, y también llamo a la doctora, quien puesta en contacto con los sanitarios, les dice que le lleven directamente a la habitación preparada para él y que en ningún caso le administren oxígeno.


Cuando llegamos nos dice que "es cuestión de horas", pero que no va a sufrir ya que la sedación que le han puesto, no acelerará nada, pero le evitará sufrimiento.

Esa noche la pasamos a su lado tomándolo de la mano, sin dejarle un momento, llorando mis hermanos y cuñadas junto con mi madre, riendo cuando tras los lloros recordábamos anécdotas y tantos momentos de dicha vividos. Rezando el rosario a su lado para ponerlo en las manos de Dios.


Doy gracias a Dios por haber podido administrarle, junto al capellán del hospital, el Sacramento de la Unción de los enfermos, bendito don de salud y esperanza.


Y así cuando a la mañana siguiente celebraba la misa en honor de los santos apóstoles, mi padre nos dejaba para cruzar el umbral hacia la Vida en plenitud.

Doy gracias a Dios por la vida de mi padre, y sobre todo por su muerte, una enorme experiencia de amor, de misericordia y de ternura, donde los gestos de solidaridad de amigos y compañeros fueron tan intensos, donde la unidad de mi familia se fortaleció, y sobre todo, donde experimenté de forma extraordinaria lo que es la Muerte Digna


Es el paso de este mundo a la vida eterna, acompañado de la familia que te quiere, te sostiene y conforta, y que en un gesto de donación te entrega en las manos amorosas de Dios. Es el tránsito natural de una vida digna, cuidada con dignidad y despedida con amor y respeto. La muerte que yo quiero para mí.

De ilusión también se vive

 

Antero Duks

 

Si así fuera la humanidad, o cuando menos los mexicanos, otro gallo nos cantaría

 

http://www.youtube.com/watch?v=nwAYpLVyeFU&feature=youtube_gdata_player

sábado, 28 de enero de 2012

Todo comienza al interior del corazón…

 

Por: Equipo Yoinfluyo.com

Diciembre / 2011

 

 "Estoy convencido de que respetando a la persona se promueve la paz, y que construyendo la paz se ponen las bases para un auténtico humanismo integral"

Es EN LA PERSONA y DESDE LA PERSONA, donde la paz cobra razón y sentido. En un mundo en el cual todo es guerra, incertidumbre, crisis, enfrentamientos… la pregunta de en dónde puedo encontrar la paz, se convierte en la clave para afrontar y resolver todos los retos que se nos presentan.

 

En todos esos retos, es la persona la protagonista pues no puede haber guerra sin la persona, ni crisis sin persona, ni enfrentamientos sin personas, ni incertidumbre sin la persona… Es entonces la persona la que tiene la respuesta para poder lograr la paz.

 

Pero por ¿dónde comenzará ese camino a la paz?

 

¿Qué es la paz?

 

La paz es un don y una tarea a la vez… es mucho más que una simple ausencia de guerra, la paz es don, porque la paz sólo puede lograrse en la Verdad que es el que cada ser humano viva con trascendencia su vida, buscando tener una respuesta a esa vocación personal e intransferible cuyo referente es Dios. "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5,9).

 

La paz es tarea, pues el ser humano debe buscar vivir en armonía con los otros, siendo justo, solidario, comprometido consigo mismo y con aquellos que le rodean. Para lograr lo anterior, el primer requisito indispensable es tener un concepto adecuado de persona humana, pues entendiendo quienes somos podemos dar una respuesta adecuada y justa a nuestra naturaleza que nace del Amor y cuyo destino es el Amor. Es la defensa de los derechos humanos, comenzando con el derecho a la vida, lo que puede garantizar la paz.

 

"La paz peligra cuando al hombre no se le reconoce aquello que le es debido en cuanto hombre, cuando no se respeta su dignidad y cuando la convivencia no está orientada hacia el bien común. Para construir una sociedad pacífica y lograr el desarrollo integral de los individuos, pueblos y naciones, resulta esencial la defensa y la promoción de los derechos humanos.1021"

 

Una persona, una sociedad, que trabajan por la paz, están trabajando por el respeto a todos los derechos humanos, pues están construyendo una sociedad solidaria, justa y cuya meta es el bien común.

 

Qué es la persona humana

 

Dado que el protagonista y la fuente de la paz puede ser exclusivamente el ser humano, es esencial comprender "¿qué es la persona humana?"

 

La persona humana, es un ser biopsicosocial, capaz de conocerse, de entregarse, de poseerse, de socializar, que tiene inteligencia, voluntad y libertad, y que sobre todo tiene la capacidad de amar y ser amado. Dado esto, cada ser humano, es un fin en si mismo.

 

Hoy, el principal enemigo de la paz, es una concepción errónea del ser humano. Cuando el ser humano es visto como un "medio", cuando se le instrumentaliza, cuando se le ve como un estorbo, cuando se le priva de su libertad o se le obstaculiza el ejercicio de su voluntad o inteligencia, cuando se le pretende alienar a través de las adicciones (sexo, droga, alcohol, tecnologías), se está destruyendo a la persona misma, y con ello a la paz.

 

Si por ejemplo no conocemos las características, cualidades y naturaleza del fuego, cuando se quiera lidiar con el para apagarlo, probablemente no se logrará pues no se estarán tomando en cuenta varios elementos, y si por ejemplo se usa gasolina para apagarlo, solamente se encenderá mas… Así, cuando el diálogo se basa en un concepto erróneo de persona, en lugar de favorecerse un intercambio que impulse la paz, en realidad se abren las puertas a imposiciones que dejan indefensa a la persona y fácilmente se cae en la violación de derechos humanos.

 

La "Declaración Universal de los Derechos Humanos" tiene como premisa básica la afirmación de que el reconocimiento (no otorga, reconoce) de la dignidad innata de todos los miembros de la familia humana, así como la igualdad e inalienabilidad de sus derechos, es el fundamento de la libertad, de la justicia y de la paz en el mundo. Todos los documentos internacionales sucesivos sobre los Derechos Humanos reiteran esta verdad, reconociendo y afirmando que derivan de la dignidad y del valor inherentes a la persona humana.

 

Es por ello, que ir contra de cualquier derecho humano, en cualquier etapa o fase de la vida, y en cualquier contexto social, político, económico o cultural, es ir contra la propia naturaleza, por lo tanto se está violentando la paz y promoviendo la violencia. Si se violenta un sólo derecho humano, no está seguro ninguno de los demás derechos fundamentales: ¿cómo puede existir la guerra si cada uno de los derechos humanos es respetado?, es decir, si se respeta la vida, no podría existir la guerra, pero con esa falta de respeto al derecho a la vida, viene el no respeto a la libertad de tránsito, de expresión, de comunicación… y una lista sin fin que se traduce en falta de paz.

 

Es por ello que Benedicto XVI nos dice que "la cultura de los derechos humanos no puede ser sino cultura de paz. Toda violación de los mismos contiene en sí el germen de un posible conflicto. Ya mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Pío XII, al final de la segunda Guerra mundial, hacía la pregunta: "Cuando un pueblo es expulsado por la fuerza, ¿quién tendría el valor de prometer seguridad al resto del mundo en el contexto de una paz duradera?"

 

Y por qué se acaba con la paz…

 

La paz se puede acabar por tres razones.


La primera razón tiene que ver con el INTERIOR del ser humano… cuando este rompe con su esencia hacia el interior de su corazón, cuando la persona rompe con su naturaleza, cuando traiciona quien es, cuando su convicción es colgada al interior de su casa "porque no está de moda decir que cree en Dios".

 

La conciencia del ser humano es frecuentemente atacada por ideologías que ofrecen una concepción errónea del ser humano que impide dialogar, que idolatra el poder, la fuerza, la riqueza, el sexo. Cuando esto penetra en el corazón del ser humano, se corrompe y su tendencia en lugar de vincularse con la paz, se inclina hacia la violencia… la envidia surge entre los pueblos o entre las personas, se cultivan sentimientos de hostilidad recíproca y se alimenta de los sufrimientos y de las agresiones hasta que desencadena en odio… y la paz se acaba.

 

La guerra nace del corazón del hombre que se ha corrompido, así como sucedió cuando la envidia y la violencia invadieron el corazón de Caín contra su hermano Abel. La ausencia de paz es aún más dramática, cuando el ser humano es incapaz de distinguir entre el bien y el mal, sobre si el aborto es o no válido, sobre si la eutanasia es asesinato o no, sobre si consumir drogas es lícito o no… pues la falta de referentes éticos confunden y enfrentan poniendo en tela de juicio cualquier derecho humano o valor.

 

La segunda razón tiene que ver con la aplicación de los derechos humanos. Cuando se rompe la visión del ser humano como centro, como razón, como fin en si mismo, se dejan de respetar sus derechos y se rompe la paz. Esto se manifiesta muy claramente en lo que hoy sucede en todo el mundo y en México: la falta de respeto a la vida, primero y más importante de los derechos. Juan Pablo II decía que  "cuando la promoción de la dignidad de la persona es el principio conductor que nos inspira, cuando la búsqueda del bien común es el compromiso predominante, entonces es cuando se ponen fundamentos sólidos y duraderos a la edificación de la paz. Por el contrario, si se ignoran o desprecian los derechos humanos, o la búsqueda de intereses particulares prevalece injustamente sobre el bien común, se siembran inevitablemente los gérmenes de la inestabilidad, la rebelión y la violencia"

 

Es por ello que hoy con el aborto, la eutanasia, la manipulación genética, el terrorismo, los conflictos armados, el secuestro, el asesinato y todas las formas de violencia, se está atentando contra la paz, pues no se está reconociendo la igualdad esencial entre las personas, la dignidad de todas las personas desde la concepción hasta la muerte natural, sean de la raza que sean, con las circunstancias que sean o con el sexo que sea.

 

Las carencias como pobreza, discriminación y hasta esclavitud (moderna), da origen a luchas por "reinvindicar" ciertos derechos lo cual origina un ambiente de violencia y es un atentado contra la paz, pero no por esa lucha legítima, sino por el desconocimiento de origen de la igual dignidad de todos los seres humanos con la consecuencia de procurarle un ambiente y un nivel de vida acorde con su valía, con su dignidad.

 

La paz estará asegurada, hasta que se asegure el respeto de los derechos humanos de todas las personas, hasta que se elimine la discriminación, hasta que el derecho a la vida sea protegido a rajatabla, "La eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente es siempre gravemente inmoral.

La cultura de la vida protege al recién concebido, pero también al nacido, a las niñas de China para evitar que sean eliminadas mediante el infanticidio, protege a los minusválidos, a los ancianos, a los enfermos, es decir, al ser humano en todas las etapas y condiciones de su vida evitando que la vida, sea un objeto de "uso" o de conveniencia o de economía. Optar por una cultura de la vida, es optar por la paz y descarta automáticamente cualquier forma de violencia, pues en la cultura de la vida se provee a todo ser humano de todo lo que le ayuda a desarrollarse y ser mejor, evitando todo aquello que le haga daño.

 

Con ello, el crimen, las drogas, las armas, los daños al ambiente natural, el terrorismo, la pobreza, el hambre, la guerra simplemente no tienen cabida y es por ello que todos como sociedad, debemos promover la protección del derecho a la vida con garantías legales y políticas, pues ninguna ofensa en contra de la vida o contra la dignidad del ser humano es irrelevante.

 

La tercera razón es la intolerancia… el intolerante rechaza la libertad de conciencia de los demás y pretende imponer su propia visión, razón e intereses. La intolerancia nos llevó al comunismo, al fascismo, al asesinato de millones de judíos… pero la intolerancia también se vive en lo cotidiano, en los pleitos en la mesa por querer llevar la conversación, en el mal trato al servicio porque huele mal…

 

La intolerancia impone una visión uniforme de organización civil y cultural. Hay cosas opinables y otras no opinables. Las no opinables son la naturaleza humana y por consecuencia los derechos humanos. Pero la forma política, social y cultural de vivir puede ser muy variada. Sin embargo, hay quienes no soportan una visión que no sea la suya y por lo mismo atacan a quien no está de acuerdo con ella. Todo aquel ser humano tolerante, estará siempre abierto a la búsqueda de la Verdad, y si encuentra un error en otro ser humano, su reacción será de respeto y orientación, y nunca de agresión ni violencia.

 

Un caso muy evidente es el de la libertad religiosa, es tan fundamental en la historia de los pueblos y de las personas en lo individual, que se está dispuesto a cualquier sacrificio para protegerla, y cuando se le quiere reprimir, se termina en una revolución o guerrilla. La libertad religiosa es un derecho humano inviolable y esencial en la convivencia de los seres humanos de todas las épocas.

 

… y entonces… ¿cómo podemos encontrar la paz?

 

Para que la paz se restablezca, es indispensable un cambio de corazón, de conciencia, una conversión en la cual se reconozca la naturaleza humana y los valores universales y se actúe conforme a ello para respetar la conciencia de cada ser humano y consagrar la trascendencia de la persona con actos concretos de Amor, justicia, entrega y verdad.

 

La paz brota de un corazón nuevo, aquel que se inspira en la Verdad y el Amor. Ya afirmó Pío XI que no puede haber "verdadera paz externa entre los hombres y entre los pueblos donde no hay paz interna, o sea donde el espíritu de paz no se ha posesionado de las inteligencias y de los corazones...; las inteligencias, para reconocer y respetar las razones de la justicia; los corazones, para que la caridad se asocie a la justicia y prevalezca sobre ella; ya que si la paz... ha de ser obra y fruto de la justicia..., ésta pertenece más bien a la caridad que a la justicia".

 

Se trata de conocer nuestra propia naturaleza humana, respetarla y respetar a los demás en su dignidad, siendo tolerantes y buscando la Verdad solidariamente para crear un mundo en donde  se viva el bien común y de esta forma la Paz reine.

 

Juan Pablo II decía que "La paz es multiforme: paz entre las naciones, paz en la sociedad, paz entre ciudadanos, paz entre las comunidades religiosas, paz en el interior de las empresas, en los barrios, en los pueblos, y, en particular, paz en el seno de las familias".

 

Siendo conscientes de la solidaridad como elemento esencial e indispensable para el respeto de los derechos humanos y para la promoción del bien común, se debe buscar respuesta y solución a los grandes problemas del mundo: empleo, respeto a la ecología, promoción de los países menos ricos, seguridad, reducción armamentista… todo con actitud de diálogo, cooperación y reconciliación...

 

Está en el corazón de cada uno de nosotros luchar por lograr un mundo lleno de paz… está en las manos de políticos y gobernantes comenzar por respetar el primero y más fundamental de los derechos humanos, el derecho a la vida, para comenzar a sembrar esa estela de paz que todos ansiamos.

 

Miradas y contacto físico que unen a la familia

 

Por Ma. Teresa Magallanes Villarreal

 Enero de 2012

 

Todos queremos tener una familia unida, integrada y feliz, sin embargo, no debe ser muy fácil de lograr puesto que hay tantas desintegradas, desunidas y no son felices. Quienes están en ese caso piensan que han tenido muy mala suerte con el esposo o esposa, con los hijos e hijas, como si el resultado de un matrimonio y de una familia fuera cosa del azar.

 

Parece que nos cuesta asumir la responsabilidad de los resultados, aunque, a decir verdad, cada uno tiene el matrimonio o la familia que ha construido.

¿Qué es lo que produce la unidad y la felicidad entre los miembros de una familia?

 

El amor es el elemento unificador de cualquier relación interpersonal, sobre todo en las relaciones que son más estrechas, íntimas y continuas como las que se dan entre marido y mujer y entre padres e hijos.

 

¿Cómo se construye ese amor? Eso tampoco es cosa de suerte, supone una tarea de dos, en la que a cada uno le corresponde aprender a dar y recibir, puesto que ésta es la dinámica de todo amor. El éxito y el fracaso dependen siempre de las dos personas involucradas en una relación y no hay que buscar responsables fuera de ella, ni asumir que si va bien es mérito propio y si va mal es culpa de la otra persona.

 

El amor nace, crece y se fortalece por el conocimiento que se tiene del otro. Por lo tanto, a mayor conocimiento, mayor amor, sobre todo si las personas son sinceras, y evitan la mentira. El conocimiento mutuo es un proceso que nunca termina, tal como ocurre con el conocimiento propio, y se produce gracias a la comunicación.

 

Si la comunicación lleva al conocimiento y éste al surgimiento y fortalecimiento del amor, queda claro el papel tan importante que ella tiene en toda relación interpersonal; pero comunicarse no resulta tan fácil, es necesario saber escuchar, con ánimo de entender lo que el otro quiere comunicar, sin contaminarlo con nuestra propia interpretación, pero también es necesario aprender a expresarse con claridad, con total apego a la verdad, intentando cuidar que el tono sea cordial, sin dejarse llevar por los impulsos momentáneos.

 

No cabe duda que la palabra es el medio de comunicación por excelencia, sin embargo también tienen importancia el gesto, la mirada y el contacto físico. Todo esto constituye un paquete básico de comunicación que puede favorecer el conocimiento, hacer crecer el amor y producir felicidad a las los miembros de una familia: esposos, padres e hijos, y demás familiares.

 

 

jueves, 26 de enero de 2012

E ...solo una reflexión....

      

 Por: Adriana Spamer

 

 

 Una universitaria cursaba el último año de sus estudios. Como suele ser frecuente en el medio universitario, la chica pensaba que era de izquierda y, como tal, estaba a favor de la distribución de la riqueza. Tenía vergüenza de su padre, un empresario exitoso. Él era de derecha y estaba en contra de los programas socialistas. La mayoría de sus profesores le habían asegurado que la de su papá era una filosofía equivocada.

 

Por lo anterior, un día ella decidió enfrentar a su padre. Le habló del materialismo histórico y la dialéctica de Marx tratando de hacerle ver cuán equivocado estaba al defender un sistema tan injusto. En eso, como queriendo hablar de otra cosa, su padre le preguntó: -¿Cómo van tus estudios? -Van bien -respondió la hija, muy orgullosa y contenta-. Tengo promedio de 9, hasta ahora. Me cuesta bastante trabajo, prácticamente no salgo, no tengo novio y duermo cinco horas al día, pero, por eso ando bastante bien, y voy a graduarme en tiempo. Entonces el padre le pregunta: -Y a tu amiga Melisa, ¿Cómo le va? La hija respondió muy segura: -Bastante mal, Meli no se exime porque no alcanza el 6, apenas tiene 4 de promedio. Pero ella se va a bailar cada semana, pasea, fiesta que hay está presente, estudia lo mínimo, y falta bastante... no creo que se reciba este año. El padre, mirándola a los ojos, le respondió: - Entonces habla con tus profesores y pídeles que le transfieran 2.5 de los 9 tuyos a ella. Esta sería una buena y equitativa distribución de notas porque así las dos tendrían 6.5 y se graduarían juntas. Indignada, ella le respondió:

 

¡¿Estás borracho?!

 

¡Me rompo la madre para tener 9 de promedio! ¡

 

Te parece justo que todo mi esfuerzo se lo pasen a una vaga, que no se esfuerza por estudiar! Aunque la persona con quien tengo que compartir mi sacrificio sea mi mejor amiga... ¡¡No pienso regalarle mi trabajo!! Su padre la abrazó cariñosamente y le dijo:

 

¡Bienvenida a la derecha!

 

Moraleja: Todos somos rápidos para repartir lo que es ajeno. Este mensaje es muy cortito, tremendamente claro y se aplica 100% a nuestra realidad social mexicana.

 

El pensamiento es de A.Rogers (1931) quien sostiene que todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo... El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona. Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso... mi querido amigo... ...es el fin de cualquier Nación. No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola.

 

Si no estás de acuerdo, no lo pases. Como estoy de acuerdo lo paso. No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética... Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos.

 

jueves, 5 de enero de 2012