Por Daniela Jerez
Febrero de 2012
Los inicios del siglo XX quedarán marcados como la etapa en la que el rol de las mujeres dio un giro total con el nacimiento del feminismo, movimiento que defiende los derechos y el papel social de las mujeres en la sociedad pues buscaban igualdad de oportunidades en los ámbitos de economía, moral, ciencia, medicina, cultura, educación, moda, medios de comunicación, política, etcétera. Pero ¿será que abusamos de esa liberación femenina?
Esto es lo que plantea conoze.com al asegurar que en este proceso las mujeres hemos sufrido un gran daño al abandonar nuestra esencia: la feminidad.
Lo anterior al tratar de imitar el rol masculino pues en nuestros días, las tareas en el hogar, y el esfuerzo de algunas por ser madres y esposas puede ser visto por muchos, como un atentado directo contra la dignidad de la mujer, que además la degrada y no le permite desarrollarse en otros campos para lograr su óptima plenitud.
Por tanto, para que la mujer pueda "liberarse" de ese yugo, debe convertirse en lo que algunos llaman "la mujer moderna", que ve a la maternidad como un signo represivo y de subordinación. Por ello, gran parte de la sociedad tenemos la idea de que si una mujer se dedica al hogar y su familia resulta poco productiva o interesante en comparación con las mujeres que se entregan plenamente a su profesión posponiendo la maternidad o incluso alejarse de sus hijos en sus primeros días de vida.
De acuerdo a la misma página, miles de mujeres en nuestros tiempos sufren de depresión, ansiedad e infelicidad pues "se sienten frustradas e insatisfechas, cansadas de imitar los modos de actuar masculinos, atadas a unos roles que no les pertenecen y que no encajan en su esencia más profunda. Mujeres que se han esforzado por cumplir sus funciones "exactamente como un hombre".
Sin embargo, dadas las condiciones actuales, miles de mujeres se ven obligadas a ser quienes provean a sus familias justamente porque no tiene el apoyo de un cónyuge que pueda hacerlo, por lo que la actividad profesional es obligatoria para que ellas puedan hacerse cargo de sus familias. También hay quienes desean alcanzar el éxito tanto en el ámbito profesional como personal por lo que como señala conoze.com, es importante que las actividades laborales se adapten a nuestra condición femenina y no al revés.
Vania Rodríguez de Red Familia asegura que "aunque tanto la tarea de crianza de los hijos, la administración del hogar y el desarrollo personal, por separado son totalmente demandantes, si se ha decidido formar una familia, esto no es ni debe ser impedimento para continuar el desarrollo profesional ya que ser madre y esposa, si bien suponen la incumbencia de todas las habilidades y dimensiones, la persona no se agota sólo en el desarrollo de estos roles, porque, en el caso de la mujer, no deja de ser justamente eso, una mujer, una persona con sus propios deseos y potencialidades que como parte del deseo de conseguir una vida plena, no debe dejar de lado nunca. Sólo así evitará la frustración".
Por tanto, el nuevo feminismo debería hacer un reconocimiento social a la labor de la mujer que se refleje en condiciones laborales y óptimas para la maternidad "que lejos de ser opresiva, es en la mayoría de los casos profundamente liberadora, enriquecedora y hace a la mujer un ser aún más plena".
Y es que la maternidad supone para la mujer un cambio radical en su vida pues desde que ésta convive con su hijo se genera una dependencia mutua, entendida como una reacción química que induce a la madre a estar con su hijo y a desarrollar una preocupación constante por él, de modo que "el trabajo y la separación del hijo puede ser, incluso para las mujeres más independientes y profesionales, una experiencia realmente traumática".
"Una clave importantísima es que no tengan sentimiento de culpa si trabajan y por ratos no están con sus hijos. Aquí es donde entra la organización en su máxima expresión. Mantener un equilibrio perfecto entre el tiempo que se le dedicará a cada cosa y no dejar que la balanza se incline más en el egoísmo de lo que demanda 'mi trabajo'. Pero tampoco quedarse tiempo completo con los hijos con cierto sentimiento de resignación y atadura" como explica Rodríguez Carpio.
Ser madre además, "no debe ser nunca una tarea obligada, pues ¡tú lo decidiste! y tener esa actitud, aunque estés con ellos 100 por ciento del tiempo, les hace daño. Nunca olvides que al hacer algo por ti a la vez también estás haciendo algo por ellos. Pues sólo si tú estás bien, feliz y plena, entonces ellos lo estarán, crecerán viéndote así, y aprenderán tus conductas y virtudes. Además de que, al continuar tu crecimiento profesional les aseguras en mayor medida un patrimonio que les brinde estabilidad física y emocional" como menciona la experta de Red Familia.
Juan Pablo II también opinó de esto en "el genio de la mujer", en la que explica que ésta solo alcanzará si plena realización existencia cuando se comporte con autenticidad respecto a su condición femenina.
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