miércoles, 9 de mayo de 2012

La Espada de Damocles


Damocles era un cortesano de Dionisio I, El Viejo (siglo IV, AC), tirano de Siracusa, a quien envidiaba por su vida afortunada y cómoda. El rey, para escarmentarlo, aceptó que Damocles lo sustituyera durante un festín y dispuso que sobre su cabeza pendiera una afilada espada.

La espada de Damocles se utiliza para expresar la presencia de un peligro inminente o de una amenaza. También es una moraleja sobre la envidia, sobre lo fácil que resulta desear lugares o situaciones ajenas, para salir de una atmósfera de negatividad.

Damocles pensaba que la felicidad consistía en el tener y en el poder, creía que el rey era el ser más feliz del mundo.

Cuando lo coronaron dijo: -Esto sí que es vida-. Al advertir sobre su cabeza la afilada espada, atada por un delgado hilo, tuvo pánico. Un pequeño vaivén podía cortar el hilo.

-¿Qué te pasa?- preguntó Dionisio.

-¿No ves la espada?

--Sí, claro. Siempre pende sobre mi cabeza. Para ser monarca, debes aceptar riesgos que son parte del poder.

Damocles dijo: cierto, tienes mucho que hacer y pensar. Por favor, déjame volver a casa. Damocles salió del palacio, quería abrazar a su esposa y a su hijo, e inculcarles con su propio testimonio, que los valores no se sostienen en el poder o el tener, sino en el ser.

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martes, 8 de mayo de 2012

Los temores de Ernest



Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.

Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento.

Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta que de todos modos opinan.

Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo.

Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.

Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.

Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.

Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.

Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo.

Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.

Temía al pasado, hasta que comprendí que es sólo mi proyección mental y ya no puede herirme más.

Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.

Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.

Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecernos olvidemos que al final siempre hay algo más.

Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado.

Ernest Hemingway.





Al fin que para morir nacimos


Dichos y Refranes
Alusivos a la muerte

Al vivo todo le falta y al muerto todo le sobra.

A mí las calaveras me pelan los dientes.

A quien Dios quiere para sí, poco tiempo lo tiene aquí.

A ver a un velorio y a divertirse a un fandango.

Caite cadáver.

. Cargar con el muerto.

Como el burro del aguador, cargado de agua y muerto de sed.

Como ya me he muerto, sé lo que es la eternidad.

Cuando el tecolote canta, el indio muere... No es cierto, pero sucede.

¡Cuánto me gusta lo negro, aunque me espante el difunto!

Dar el muertazo.

De limpios y tragones están llenos los panteones.

¿De qué mueren los quemados?

De un jalón hasta el panteón.

El asno sólo en la muerte halla descanso.

El muerto a la sepultura y el vivo a la travesura.

El que ha de morir a oscuras, aunque muera en velería.

Entre todos lo mataron y él solito se murió.

Hay muertos que no hacen ruido y es más grande su pena.

La gratitud no es a perpetuidad como los sepulcros.

Las penas no matan, pero ayudan a morir.

Mala hierba nunca muere, y… si muere, ni hace falta.

Matar pulgas a balazos.

Muerta Jacinta, que se mueran los guajolotes.

Muerto el perico, ¿para qué quiero la jaula?

Muertos los piojos por hacer columpio.

No es mala la muerte cuando se lleva a quien debe.

No vas a morir de parto ni de cornada de burro.

Poco veneno no mata, ni mucho si no es activo.

Primero muertos que fuera del horario.

Sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto

Son de los que muriendo matan.

Todos nacemos llorando y nadie se muere riendo.

Vámonos muriendo todos que están enterrando de gorra.

Velo y mortaja del cielo bajan.

Y la muerte dijo: flaca, pero no de hambre.



ABRIR EL CORAZÓN A LOS VALORES


Solo si reconocemos que hemos perdido el norte y que estamos atrapados por caprichos, egoísmos y perezas destructoras podremos empezar a quitar ese polvo acumulado en el alma que nos impide ver tantos valores que necesitan ser atendidos.

Autor: Fernando Pascual

Otra vez basura fuera de sitio. Parecería tan fácil dejar cada cosa en su lugar: plásticos con plásticos, papel con papel, orgánicos con orgánicos. Pero las prisas, o el descuido, o el desorden, o la pereza, llevan a tirar las cosas como a uno se le ocurre.

Lo que pasa con la basura pasa también con asuntos mucho más importantes. Hay quien no percibe que molesta a su compañero de trabajo. Otro no es capaz de descubrir que nunca da las gracias cuando le hacen un favor. Aquel no entiende que las señales de tráfico, si están bien puestas, ayudan a la convivencia entre la gente. Y un esposo o una esposa ya no recuerdan lo hermoso que es ofrecer un gesto de cariño en el día del cumpleaños de su cónyuge.

El mundo en el que vivimos nos ha llenado de prisas, de preocupaciones, de angustias. Quedamos encadenados por Internet, por libros, por programas de televisión, por juegos con los amigos. Mientras, valores buenos, valores bellos, valores grandes, quedan relegados al armario del olvido, o a la lista de “pendientes” que nunca llegan a ser atendidos.

Solo si reconocemos que hemos perdido el norte y que estamos atrapados por caprichos, egoísmos y perezas destructoras podremos empezar a quitar ese polvo acumulado en el alma que nos impide ver tantos valores que necesitan ser atendidos.

Entonces abriremos el corazón a lo bueno y lo bello. Dejaremos de leer el periódico para escuchar a un familiar que necesita ser consolado. Apagaremos la computadora para arremangarnos y limpiar a fondo la cocina. Tomaremos en serio los carteles de la basura diferencia para que haya más orden en el edificio y en el barrio. Dejaremos de vivir atrapados en una interminable serie televisiva para dedicar lo mejor del propio tiempo para hablar un rato con un Dios que espera, pacientemente, que uno de sus hijos le dé las gracias y le pida esa ayuda que tanto necesita para vivir a fondo el Evangelio.





martes, 1 de mayo de 2012

PARA REFLEXIONAR...

Poema titulado La elección.

¡Una joya! Poema anónimo publicado en El cronista del Valle, de Bronsville, Texas, el 26 de Mayo de 1926.

La hipótesis del escritor Antonio Saborit, es que el poema fue escrito por Guillermo Aguirre y Fierro, (Autor del brindis del bohemio).

El león falleció ¡triste desgracia!
Y van, con la más pura democracia,
A nombrar nuevo rey los animales.
Las propagandas hubo electorales,
Prometieron la mar los oradores,
y… aquí tenéis algunos electores:
Aunque parézcales a Ustedes bobo
Las ovejas votaron por el lobo;
Como son unos Buenos corazones
Por el gato votaron los ratones;
A pesar de su fama de ladinas
Por la zorra votaron las gallinas;
La paloma inocente,
Inocente votó por la serpiente;
Las moscas, nada hurañas,
querían que reinaran las arañas;
El sapo ansía, y la rana sueña
Con el feliz reinar de la cigüeña;
Con un gusano topo
Que a votar se encamina por el topo;
El topo no se queja,
más da su voto por la comadreja;
Los peces, que sucumben por su boca,
Eligieron gustosos a la foca;
El caballo y el perro, no os asombre,
Votaron por el hombre,
Y con dolor profundo
Por no poder encaminarse al trote,
Arrastrábase un asno moribundo
A dar su voto por el zopilote.
Caro lector que inconsecuencias notas,
Dime: ¿no haces lo mismo cuando votas?