sábado, 27 de febrero de 2010

De padre a hijo: ¿cómo ser feliz?

 
Por: José Martínez Colín

Febrero / 2010

 

Para saber

 

Ante una despedida, sobre todo si es definitiva, querríamos decir muchas cosas y a veces se termina por decir casi nada. Por ello, un hombre llamado Jackson Brown, cuando su hijo se iba estudiar a una universidad lejos de casa, le escribió unos "Simples Consejos".

 

Su hijo los distribuyó entre sus compañeros. Tuvieron tanto éxito, que una editorial le pidió autorización para editar un libro: "Vivir Feliz". También fue exitoso, lleva decenas de ediciones y ha sido traducido a varios idiomas.

 

Para pensar y para vivir

 

A continuación transcribimos algunos de esos consejos que nos ayudarán a pensar y a vivir mejor:

 

·                    Observa el amanecer por lo menos una vez al año...

·                    Estrecha la mano con firmeza y mira a la gente de frente a los ojos.

·                    Ten un buen equipo de música.

·                    Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.

·                    Evita a las personas negativas: siempre tienen un problema para cada solución.

·                    Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena impresión.

·                    No hagas comentarios sobre el peso de una persona, o le digas a alguien que está perdiendo el cabello... Ya lo sabe...

·                    Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.

·                    Se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche: dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza.

·                    Anímate a presentarte a alguien que te cae bien, simplemente con una sonrisa y diciendo: "Mi nombre es tal, todavía no nos han presentado".

·                    Haz lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen...

·                    Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.

·                    Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas.

·                    Recuerda el viejo proverbio: "sin deudas, sin peligro...".

·                    Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de serle útil a tu prójimo. (El que no vive para servir, no sirve para vivir).

·                    Acude a tus compromisos con tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

·                    Confía en Dios, pero cierra tu auto con llave.

·                    Recuerda que el gran amor, y el gran desafío, incluyen también "el gran riesgo".

·                    Nunca confundas riqueza con éxito.

·                    No pierdas nunca el sentido del humor, y aprende a reírte de tus propios defectos.

·                    No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices.

·                    Aunque tengas dinero, haz que tus hijos paguen parte de sus estudios.

·                    Haz copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparecen en ellas.

·                    Trata a tus empleados con el mismo respeto que tratas a tus clientes.

·                    Recuerda que, a veces, el silencio es la mejor respuesta.

·                    No descartes una buena idea porque no te gusta de quién viene.

·                    Nunca compres un colchón barato: nos pasamos un tercio de nuestra vida encima de él.

·                    No confundas confort con felicidad.

·                    Escucha el doble de lo que hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca).

·                    Cuando necesites un consejo profesional, pídeselo a profesionales y no a amigos.

·                    Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad rinde al talento.

·                    Recuerda que la felicidad no es una meta, sino un camino: disfruta mientras lo recorres.

 

Y recuerda: la gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor, simplemente disfruta al máximo de lo que tiene.

 

 

 «El respeto a la ley enaltece nuestro espíritu»

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