martes, 2 de febrero de 2010

La sociedad de EEUU se modifica por la crisis

 

Por: Antero Duks

 

La mala economía da la pauta para una nueva actitud frente a la realidad Vania y Sergio Hernández han tenido que cambiar su forma de vida. Él maneja un tráiler; ella limpia casas. Sus dos hijos, de 18 y 21 años, estudian; y sus padres, para evitar que ellos tengan que trabajar, han incrementado su propio ritmo de trabajo.

 

"El año pasado empecé a limpiar dos casas al día, cosa que nunca había hecho", dice ella. "Ahora lo hago si me llaman, porque con la crisis algunas de las que me llamaban dos veces por semana, ahora me llaman cada 15 días", relata.

 

Para Sergio la cosa no es muy diferente. "Nos vemos menos por lo mismo de la crisis", comenta. "A mí me bajó el trabajo en mi camión, pero como la compañía para la que trabajo tiene sus propios camiones, manejo uno en jornadas de 20 horas; duermo cuatro o cinco horas para hacer lo que no he podido con mi propio camión", señala.

 

El esfuerzo que esta familia está haciendo se multiplica prácticamente en cada rincón del país. Las personas pierden horas de trabajo y ganan menos; por tanto gastan menos y cambian su forma de vida. "Hemos reducido muchas cosas; hemos cambiado los planes de teléfono celular; cancelamos el cable y, en general, estamos tratando de consumir menos", dice Sergio.

 

De acuerdo con María Blanco, directora ejecutiva del Insituto Warren para la Raza, la Etnicidad y la Diversidad, de la Escuela de Leyes de UC Berkeley, la gente realiza cambios para lograr una adaptación a las nuevas circunstancias, pero hay otros que pueden transformar permanentemente a la sociedad.

 

"Hay dos tipos de transformación: cuando cambias porque no puedes pagar las cosas y dejas de consumirlas; y otro, en el que aunque puedas pagarlas eliges no hacerlo y ahorrarte el gasto", explica. "Unos no tienen lo mismo porque perdieron el empleo, o la hipoteca les subió; otros, simplemente son más cautelosos".

 

Uno de los grupos más impactados por los cambios en los hábitos de consumo y los niveles de ingreso familiares, son los jóvenes. Gary Stratton, director ejecutivo de Act One, organización que orienta a jóvenes que quieren incursionar en el mundo del espectáculo, asegura que la situación económica está cambiando la manera en la que la gente joven ve su carrera y su vocación.

 

"Sin duda este año está siendo el más difícil, tal vez en la historia de la nación, para encontrar empleo", considera. "Hace un tiempo la principal meta de un joven era establecer su independencia, pero ahora asume que tendrá que vivir con su familia, y es un gran cambio. Cuando ellos crecieron, en general las familias gozaban de una gran cantidad de ingresos disponibles, y ahora algunos ven en sus propias casas una lucha para pagar la renta o comer bien, que es lo que está enfrentando la clase media".

 

Rosario Rodríguez trabaja como coordinadora de programa de Act One y ha podido percibir el cambio en la situación de los chicos. "Ahora buscan ayuda porque están viviendo de un modo al cual no estaban acostumbrados: apretados de dinero, buscando el apoyo en sus iglesias o un compañero de habitación para vivir. Pero también están viendo que son capaces de ayudar a otros; la gente se está volviendo más vocal y más humilde".

 

Stratton considera que este cambio que puede resultar positivo. "Atravesar por una situación como ésta orienta a una nueva espiritualidad. Esta generación está siendo más sensible a los problemas de la comunidad y está más interesada en la justicia social; lo está haciendo por ella misma", comenta.

 

Vania piensa que sus hijos pueden estar pasando por un momento similar. "Yo creo que se dan cuenta porque ya no me piden dinero como antes. El más chico me dice 'no me des dinero, no voy a comer afuera' y se prepara un sandwich. Platicamos mucho sobre eso, les pregunto qué opinan sus amigos; uno tiene esperanza y se acerca a preguntarle a la gente y a Dios".

 

Octavio Pescador, director asociado del Centro de Educación Comunitaria de UCLA, considera que si bien el entorno económico afecta a toda la población, en el caso de los inmigrantes hay puntos aún más sensibles que considerar.

 

"El cambio de gobierno a una administración demócrata que en teoría tiene una afinidad con el sentir de los trabajadores, brindó una esperanza que esta crisis ha desmoronado", comenta. "Para los latinos, algunos de ellos inmigrantes, la situación es mucho más negativa que para el resto de la población en general. Antes se veía la oportunidad de movilidad social (…) ahora para quienes salen de la universidad hay menos ofertas de empleo; los recién egresados de una universidad están regresando a la casa familiar, o bien porque no les alcanza para vivir solos, o bien porque los padres están necesitados y deben apoyarlos".

 

Pero ante este panorama, María Blanco considera que hay lo que ella llama "un rayo de esperanza". "Como sociedad podemos empezar a salir de lo que ha sido una gran era de materialismo. Ésta puede ser una oportunidad para que la gente en vez de ir a un restaurante, se quede en casa y juegue un juego de mesa; o que los amigos en vez de ir a un centro nocturno, se queden en casa de alguien relacionándose de manera más íntima".

 

Blanco estima que si la crisis se profundizara más, el cambio en el comportamiento podría tener un efecto a largo plazo, o tal vez permanente. "Sabemos de una generación que sobrevivió a la Gran Depresión y que tiene una manera de pensar diferente en cuanto a dinero se refiere, aun cuando se estabilizaron económicamente. Creo que si esta crisis es larga, puede darse un cambio permanente en la manera en la que la gente ve las cosas".

 

«LA ORACIÓN DEL QUE SE HUMILLA PENETRARÁ HASTA LAS NUBES»
 



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