jueves, 19 de noviembre de 2009

Los que se quedan

 

Por: Cirze Tinajero

octubre / 2009

                               

 

En la realidad del pueblo mexicano, nos encontramos con que la migración a Estados Unidos por falta de buenas oportunidades es una constante que día con día vemos reflejada en los medios de comunicación o en el hecho de que algún vecino, familiar o simplemente conocido, se fue para buscar el famoso "sueño americano".

 

A lo anterior hay que sumarle que diariamente nos llegan los datos duros, las remesas, el número de muertos por intentar cruzar el Río Bravo o el desierto, lo que significan para el país; en pocas palabras, cómo los medios explotan la parte de la nota roja.

 

Pero pocas veces nos muestran una realidad humana, ya que las personas que se van a Estados Unidos no son cifras o porcentajes, son alguien que como usted o yo, únicamente quiere una mejor calidad de vida, porque no ha sabido hallarla en nuestro país.

 

Es decir, únicamente se enfocan a los que se van, pero, ¿y los que se quedan? Las miles de familias que se ven obligadas a reestructurarse por ya no tener a un integrante; los niños que fueron abandonados cuando eran pequeños, los padres que esperan que sus hijos regresen, mientras el tiempo hace estragos con su cuerpo… ¿qué pasa con ellos?

 

La respuesta es sencilla: Se quedan en el mismo lugar en donde los dejaron. Algunos, llenos de soledad, sueños, con casas abandonadas y relaciones por teléfono.

 

Esto también es nuestra realidad, e incluso una más cercana, pues ocurre en nuestro propio país, y, sin embargo, nadie lo había plasmado con fuerza en una pantalla, y mucho menos en una de cine. Nadie, hasta que Carlos Rulfo decidió transmitir cómo viven las familias mexicanas la partida de alguno de sus familiares al país vecino, en un filme llamado "Los que se quedan".

 

Es un documental que hoy se estrena en las salas de cine del país y es totalmente recomendable. Pero no crea usted que estamos hablando del típico producto en el que uno ve 8 mil entrevistas, con Fulanos que están totalmente alejados de lo que somos, se encuentra con un narrador soso o aburrido y la historia termina haciendo que en vez de pagar un boleto de cine, pareciera que se rentó una butaca para irse a dormir.

 

La realidad es que "Los que se quedan" es un documental que –a decir verdad– no parece documental, pues su narración es tan creativa, que simula que uno ve a través de su ventana cómo se cuentan diferentes historias que se rigen por el hecho de tener que vivir lejos de quienes se ama.

 

El filme logra algo poco común en este género cinematográfico: Entretener y realmente acercarnos a una realidad mexicana, que ya es parte de nosotros, pero que en ocasiones solemos ignorar.

 

A través de "Los que se quedan", recordamos quiénes y cómo somos los mexicanos, a aquel hombre que extraña a las personas con quienes creció, a la mujer que busca lo mejor para sus hijos, a la niña emocionada por un nuevo vestido y todos aquéllos que con su trabajo buscan tener un poco más de lo que ya tienen.

 

En este filme nos presentan a 11 personajes reales en diferentes regiones del país, cada uno con una historia distinta que compartir, pero con el objetivo en común de decirnos que aquí en México hay historias que tienen que ser contadas, y sobre todo, de recordarnos que aunque la gente que amamos se tenga que ir, siempre existirá la esperanza de que regresarán y todo será mejor.

 

"Los que se quedan" es el pretexto perfecto para ir al cine, llevar a los amigos, a la pareja y salir de la sala con una sonrisa en la boca, entretenido y hasta con más conocimiento.

 

«EL RESPETO A LA LEY ENALTECE NUESTRO ESPÍRITU»
 



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